Sí, me encanta compartir contigo una bandeja de fresas.
Cuando las muerdes y me las das a comer de tu boca
cuando acaricio tus pezones con una fresa y veo como se ponen duros
cuando recorro tu estómago con ellas y te la pongo en los labios
cuando nuestras lenguas pelean por un trozo de fresa
cuando acaricio tu clítoris con una fresa
cuando una fresa entra en tu lugar secreto y se empapa de tus jugos para comérmela después
cuando te las comes rellenas de mi leche
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