Tus labios me gritan que no me pare, tus ojos felinos me queman la piel, nos acercamos, nuestras pieles están erizadas. Nuestros cuerpos chocan entre ellos. Mi sudor se mezcla con el tuyo mientras nuestras lenguas exploran nuestras bocas unidas.
Mi sexo y el tuyo en contacto, dentro de ti, lubricada, caliente, excitada.
Mis manos recorren tus piernas, tus muslos, acarician tu clítoris, tus pezones, tu ombligo.
Me muero en deseo de explotar dentro de ti, de volver a llenarte de amor. Tu olor me posee, me eleva.
Eres mi droga, mi necesidad, mi delirio.
Siento tus contracciones, tus ritmos acelerados y tu clímax y al fin me voy dentro de ti. Es la demostración del amor, del deseo y de la complicidad.
Nos quedamos mirándonos el uno al otro, acariciando nuestras pieles, rozándo nuestras piernas. Nos besamos, lentamente al principio, encendiendo de nuevo las hogueras, subiendo la pasión y sin poder ni querer evitarlo volvemos a amarnos.
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