martes, 3 de julio de 2012

 Placeres pendientes 2

Estamos en la cocina, tu con tan solo un delantal puesto estás preparando la comida. Me acerco a ti con una mala idea en la mente. Te abrazo y tu cuerpo se pega al mío completamente desnudo. Nuestras pieles se juntan mientras tu me miras con ojos lascivos. Mis manos buscan el lateral del delantal para acercarse a tus pechos mientras mi sexo empieza a despertarse pegado a ti.


Una de mis manos baja suavemente por tu espalda y dos de mis dedos se detienen en tu entrada trasera. Una punzada de angustia hace que me mires intrigada. "No serás capaz" me dices rapidamente.



Antes de que te conteste, uno de mis dedos de abre paso y te penetra ayudado por tus jugos vaginales. Un chillido ahogado sale de tu garganta. Un calor extremo te invade el estómago y apoyas la cabeza sobre la encimera



Ayudado por tu abundante secreción vaginal, unto mi dedo para ahondar más en tu interior. A medida que voy avanzando, me abro paso más y más. Sientes una sensación a medias entre el ligero dolor del esfínter atravesado y el palpar interno que te arranca espasmos y calambres placenteros.

—Despacio, despacio —murmuras

Cuando introduzco el segundo dedo, un gritito sale de tus labios. Mi boca deposita decenas de besos y mordiscos sobre tu espalda y tu cuello, proporcionándote la necesaria ternura que necesitas para poder sobrellevar el trance.

El dolor va dando paso a imprevisibles olas de placer que, gracias a mis maniobras lentas pero constantes, van creciendo. Deslizo una de mis manos dentro del delantal para masajearte los pechos desatendidos.Tu  atención, dividida entre la gradual dilatación de tu ano y los pellizcos sobre tus pezones. Cada vez que mis falanges penetran, sientes marejadas de placer en bruto desparramándose entre mis piernas.

—Dime que no vas a follarme.

Como única respuesta notas como saco mis dedos y el calor de mi pene en la entrada de tu culo. Empujo suavemente y tu culo relajado por mis dedos acoje la cabeza de mi pene en su interior. Te arqueas hacia adelante con un gruñido ahogado en tu garganta. Eso me permite empujar despacio. Tu culo va tragando todo mi miembro que entra y sale rítmicamente, cada vez más adentro.



Tus piernas separadas tiemblan por las nuevas sensaciones que te consumen. No es dolor, no es placer, es una mezcla de ambos que te hacen estremecer y pedirme que continúe hasta saber a donde vas a llegar.



Mi mano se acerca a tu sexo y lo acaricia mientras sienten un placer nuevo acercándose. Te corres pero no sabes si es como siempre, es diferente, más lujurioso, más intenso. Es tu primer orgasmo anal.

Lo compartimos juntos, con complicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario